Seguramente miles de fanáticos y de seguidores ya empiezan a extrañar esa derecha intratable e incontenible que tenía el nacido en Palma de Mallorca y muchos de ellos están acá, en Buenos Aires, donde ganó su primer torneo como profesional, en 1995, y luego lo obtuvo 2 veces más (2003 y 2006). Hasta la pelotita estará añorando esa mano distinta al resto, única entre sus pares, por la potencia y control que poseía.
El español, pero casi porteño, Carlos Moyá cortará el encordado de su eterna raqueta Babolat Pure Drive y le dirá adiós al circuito profesional de tenis en diciembre, luego de la Copa Nacional de Sevilla. Deja la actividad un verdadero número 1 de este deporte a nivel mundial y, más que nada, en su país, ya que fue el primer español en ocupar ese lugar, el primero en el ranking de la Asociación de Tenis Profesional. En un hotel de Madrid, el campeón de Roland Garros 1998 confirmó que su retirada se debe a "una atrosis que padezco en el pie desde hace 20 años".
Entre lágrimas también comentó que su último torneo será la Copa Nacional de Sevilla, pero pese a que seguirá unido y ligado al tenis, a partir de ahora disfrutará de otros proyectos y, principalmente, de su mujer y su hija.
Cerró con un breve resumen de su historia tenística: "He tenido una carrera mucho mejor de lo que hubiera podido imaginar. Aunque tengas gente acompañándote, al final, en las pistas estás solo y en las derrotas también. Es un deporte muy solitario y la parte positiva supera al a negativa con creces".
Se va un grande. Ya lo estamos extrañando.
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